Durante los últimos años la inteligencia artificial se ha vuelto un tema del que todos hablan debido a su gran impacto en cómo se hacen las cosas hoy en día. Hemos pasado de tener a cientos de programadores diseñando cada aspecto de las automatizaciones necesarias en las empresas, a que estos mismos programadores diseñen sistemas que se alimentan de las respuestas que generan, para así reestructurar el código que la hace posible, y así llegar a un objetivo deseado.
Esto tiene muchos beneficios, primero, el arte de programar se enfoca en lo que es realmente importante, diseñar un programa que pueda entender los resultados para mejorar progresivamente. El resultado que se obtiene es que los programadores tienen más tiempo para poder evaluar la dirección que está tomando la IA, e incluso que esta misma inteligencia artificial llegue a soluciones que nunca antes se habían pensado.
Tal es el caso que nos acontece hoy en día, ya que la oficina de patentes y marcas registradas en Estados Unidos, la USPTO por sus siglas en inglés, decretó que la inteligencia artificial no puede ser dueña de ninguna patente.
Es aquí donde el debate comienza y hasta cierto punto se puede entender que las personas no crearon este nuevo producto, por llamarlo de alguna manera; es creado por la inteligencia artificial, pero en este caso, la oficina de patentes americana sostiene que el dueño de la patente será la persona que creó a la inteligencia artificial, lo cual hace mucho sentido a primera instancia.
El problema se agranda cuando se sigue la consecuencia que plantea la oficina de patentes, ya que la mayoría de las veces, por no decir casi todas, el responsable de crear a esa inteligencia artificial no es una persona, sino un equipo grande de personas, de entre unos cientos a unos cientos de miles, entonces el tema de dividir la patente entre tantas personas se vuelve insostenible.
Otro de los argumentos más usados es que, como tal, los programadores crean la inteligencia artificial, y tienen derechos sobre ella, pero la inteligencia artificial crea esta nueva patente, ya que como mencionamos, a la inteligencia artificial se le deja hacer el trabajo sola, la única interacción existente es cuando se le cargan datos para procesarlos, pero la IA hace todo el trabajo de leer esos datos, trabajarlos una infinidad de veces hasta que obtiene el resultado deseado, como consecuencia se crea esta nueva patente, usualmente un código para llegar a esta tarea en concreto.
Si bien la IA carece de poder legal, el debate sigue sin una resolución que deje cómodo a la mayoría. Hace tiempo que se cree que las leyes no avanzan al tiempo que la tecnología, y pasa por razones obvias. Tenemos nuevas tecnologías a diario, nuevas patentes que nos hacen el trabajo más sencillo o que traen consigo un producto innovador, pero la ley va muy por detrás de este proceso, hasta que el producto tiene un cierto tiempo en el mercado.
Mientras el debate siga en marcha te mantendremos al tanto de cómo avanza la polémica y, sobre todo, a qué consecuencias legales llegará, ya que sobre éstas es que se tiene que regir el mercado, tanto los vendedores como los usuarios.[1]
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[1] (2020, junio 15). Creatividad ¿Exclusiva del ser humano? – El Universal. Se recuperó el septiembre 7, 2020 de https://www.eluniversal.com.mx/opinion/miguel-angel-margain/creatividad-exclusiva-del-ser-humano
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