En mis andanzas por Reddit hace poco encontré una metodología radical no por innovadora sino por aburrida y más bien adversa al riesgo. Se trata de The Sweaty Startup, que no llega a ser una filosofía formal para emprender sino más bien un conjunto de recursos para iniciar un negocio bajo un hilo argumental que en 2020 es bastante transgresor: que tu idea no tiene que ser la más nueva o innovadora, sino simplemente ser lo suficientemente buena para llevar un ingreso estable a tus arcas en tu localidad.
La versión más extrema de este movimiento es lo que su creador define como el tipo de negocio con más margen de ganancia y el que menos habilidad requiere: instalar pisos. Sí, instalar pisos.
¿Por qué?
- La capacitación y herramienta requieren inversiones mínimas.
- Cualquiera con tiempo puede hacerlo
- Bastante gente no quiere hacerlo y prefieren pagar
- Permite buen margen de ganancia
- No es algo tan especializado como preparar líquidos para fumigar ni te pida gastar en máquinas en algo tan específico para pulir pisos.
El movimiento y modo de emprender fue creado por Nick Huber, un estadounidense que en 2018 se animó a comprar un dominio y comenzar una lista de correo para difundir su manera de ver los negocios:
- Afirma que toda la gente rica y exitosa que conoce, no lo lograron siendo disruptivos en el garage mientras desarrollaban apps o cazaban venture capitalists sino con trabajo duro y (de aquí el nombre) sudoroso.
- Claro, llega un punto en que alguien más suda, pero eso no quita que sus modelos a seguir sigan siendo negocios extremadamente aburridos pero sólidos.
- Huber piensa que la cultura promovida por sitios como TechCrunch o programas al estilo de Shark Tank, siempre buscando algo escalable y nunca antes visto, está matando el espíritu emprendedor para aquellos que quieren trabajar duro pero con poco riesgo.
Dice «soy la viva imagen de que no necesitas una nueva idea y mucho menos cambiar el mundo, trabajando de 9 a 5». Su primer negocio, iniciado antes de sus 30 años, fue algo -insistimos- de flojera extrema: un servicio para recoger y guardar artículos de estudiantes (por aquello de que en Estados Unidos se van de vacaciones el verano con sus padres, y dejan sus ciudades-campus). Su idea hoy tiene presencia en 34 universidades y 9 estados, dando servicio a más de 10 mil personas.
Sí, un servicio aburridísimo de recoger y guardar muebles.
Los días de ayudar a cargar quedaron atrás para Nick, quien administra a distancia junto a su socio a los encargados regionales, ya que la inversión de sus primeros años la usaron para optimizar costos al invertir en bodegas propias. Y no, Nick no va tratar nunca -dice- de venderte un curso o sesión.
De hecho, para Nick existe una lista de negocios que nunca emprendería y más bien odia. Entre más innovador, peor es para Nick. Por ejemplo, competir con manufactura China es un no-no.
¿Vender software? Nunca en América, ya que países de medio oriente o hasta América Latina siempre ofrecerán opciones más baratas (y hasta mejores). ¿Blockchain? Ni se lo menciones.
Aunque su visión es extrema, algunos han tomado las partes que más les acomodan del framework de Sweaty Startup para emprender los famosos negocios laterales para aumentar el ingreso a la par del trabajo cotidiano.
Te pongo un ejemplo que lleva rato en mi cabeza: Un servicio de barbería a domicilio no es algo nuevo, pero pocos lo ofrecen y podría triunfar en pandemia. Una manera de aplicar la teoría de Nick y complicarlo sería ofrecer un montón de cosas más (como distribuir productos), montar un local (cuesta dinero, te vuelve como todos) o volverte demasiado especializado (se encarece y se pierde la idea de ser práctico trabajando duro).
El resumen: Promueve algo común a buen precio y lo suficientemente bien, «la competencia es débil, el riesgo es mínimo».
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