1. ¿Cobrar por mostrar cómo se elabora el producto?
Lo cierto es que sí que se puede y hay diversos ejemplos que lo demuestran. Son habituales en negocios vinculados a las nuevas formas de hacer turismo, sobre todo los que tienen que ver con el turismo rural, el sector agrario.
El turismo enológico, por ejemplo, “encierra muchas posibilidades por tratarse de una actividad con una gran proyección”, define Martín Hernández-Palacios, director de la escuela de negocios Aliter. La última moda en turismo rural consiste en convertirse en vendimiador. Al menos, por un día. Acompañar a los jornaleros de las bodegas Tío Pepe cuesta 30 euros. Eso sí: la cata de vinos y la correspondiente degustación de tapas incluidas.
En general, es posible cobrar (si hay demanda, lógicamente) por ver los procesos de fabricación de productos cuya elaboración encierre alguna particularidad o curiosidad llamativa. Muchas empresas, de hecho, han creado museos en los que cobran una entrada por ver cómo se elaboran sus artículos.
2. Aprovecha al máximo la superficie de tu negocio
Sacar el máximo partido al espacio sobrante de un local suele ser una de las vías más habitual para rentabilzar al máximo las posibilidades de un negocio. Esto es algo, que en muchos sectores se realiza desde hace tiempo. “Muchos bares pagan el alquiler del local con los ingresos de la explotación de las tragaperras”, explica Miguel Ángel Fraile, secretario general de la Confederación Española de Comercio (CEC).
Más actual es la tendencia de implantar corners para aprovechar el espacio de un local comercial. Tanto estos, como los stands, o pequeños puestos de venta con una extensión de 15 a 20 metros cuadrados que se instalan en algunos grandes espacios, sirven para rentabilizar productos que, de otro modo, resultaría más difíciles de promocionar y comercializar.
“Se trata de introducirse en establecimientos que ya tienen una ubicación preferente, presentar modelos de negocio alternativos para dar un mayor atractivo a productos que antes no contaban con esa facilidad y aprovechar la sinergia que se produce cuando dos marcas con gancho operan bajo un mismo techo”, explica Miguel Ángel Oroquieta, subdirector de la consultora Tormo & Asociados.
3. Nuevas actividades dentro deL mismo negocio
Otra posibilidad es encontrar una nueva vía para comercializar un producto dentro de un mismo local. Es lo que han hecho tradicionalmente muchos restaurantes. Para Jaume Llopins, profesor de la escuela de negocios IESE, “con la prohibición de fumar y el carné por puntos, los puros y el vino tienen menos demanda”. Ante estas restricciones, es hora de encontrar nuevas alternativas. Y es lo que ha hecho, por ejemplo, la cadena de restaurantes-tiendas de gastronomía catalana Origen 99,9%, donde el cliente recibe información del producto antes de comprarlo o degustarlo. Otro ejemplo es el de muchas empresas agrícolas que, para complementar las ventas de su actividad principal, han instalado placas solares en sus terrenos para explotar este negocio emergente.
4. Cuando la explotación es fuera de horario
El alquiler de un local cubre las 24 horas del día. Sin embargo, la mayoría de los negocios le dan un uso máximo de sólo ocho o diez. Pierden la noche, aunque hay experiencias en que incluso se llegan a aprovechar la nocturnidad para seguir sacando rendimiento a un negocio. Por ejemplo: cuando cae el día, los clubes Mayorazgo y Squash El Limonar, en Málaga, se transforman en locales de marcha.
5. Reciclar también puede ser rentable
El reciclaje constituye una fuente de ingresos a la que sacan partido agricultores, fabricantes, restaurantes, comercios y empresas de todo tipo. Pueden ser desechos agrarios para generar biodiésel y aserrín convertido en piensos o fertilizante. En hostelería, la venta de aceite usado es todavía una fórmula que compensa su gran uso y las oficinas dan salida a cartuchos de tóner vacíos y balas de papel. En la Red existen dos útiles plataformas que te pueden orientar: www.solostocks.com o www.acambiode.com.
6. Saca unos miles de euros a tu know how
El desarrollo de tu actividad encierra un gran cúmulo de conocimiento especializado que tiene un grandísimo valor. Una manera de rentabilizarlo es organizando cursos. Editoriales, comercios de instrumentos musicales, restaurantes, hoteles o explotaciones agrarias aprovechan así sus conocimientos especializados
Fuente:
http://www.emprendedores.es/
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