La euforia… y otros 4 sentimientos nocivos para el emprendedor


La frustración, la impaciencia o el estrés pueden desembocar en irritabilidad. Aprende a cortarlo de raíz on las herramientas adecuadas.

Euforia

La euforia nos puede alejar de la realidad haciéndonos creer superpoderosos e inhibiendo las señales de alarma, empujándonos a la precipitación y la soberbia. Asier Uribeechebarria, así lo reconoce: “Recién lanzada la empresa, hay que aprender a gestionar la euforia del lo he conseguido, la excesiva seguridad, que te lleva a adopta decisiones incorrectas (sobre todo, de gasto) cuando en realidad solo estás en el inicio de un largo camino”. Riera también habla de “enamoramiento excesivo por tu idea, que te impide escuchar críticas y te resta permeabilidad”. Además de la euforia, el emprendedor está sometido a múltiples influencias emocionales que mal gestionadas pueden dar al traste con el proyecto: “Un desamor, una situación familiar complicada, un susto de salud, una casa que se quema… El estado emocional del emprendedor afecta a su empresa”, reconoce Alexandra Maratchi. Y eso también puede llevar a otra consecuencia: la confusión entre vida personal y profesional. “La dedicación y el amor que tienes hacia tu proyecto te empuja a vivir todo de forma intensa y visceral. Y eso te puede llevar a difuminar la barrera entre lo personal y lo profesional”, lamenta Gabriel Pazos, fundador Milingual.com.

Cómo superarlo. Convivir con él éxito es más difícil que con el fracaso, porque te obliga a gestionar el ego. Es importante mantener la humildad y escuchar a todo el mundo. Recurre a algún tipo de coach o partner que te ayude a cuestionarte las cosas, que te haga reflexionar y, si no lo tienes, invéntate un mentor invisible, un decisor, con el que compartir tus dudas. Es una forma de desarrollar la conversación interior tan necesaria. Y no olvides que la euforia se vincula con energía desbordante, de manera que acostúmbrate a encauzarla con algún cortocircutio emocional como contar hasta diez antes de tomar una decisión clave.

Angustia

“De repente y por fuerza mayor, me encontré que con 46 años tenía que reinventarme de nuevo y salir del hogar para sumergirme en el ecosistema empresarial. Mi vida daba un giro de 180 grados y, prácticamente sin tiempo para digerirlo, pasé de cuidar de mis 12 hijos a lanzarme junto a mi marido a crear la empresa Doce Peces e intentar compaginarlo con mi día a día. Me sentía desbordada y angustiada porque el panorama era complicado, veía el horizonte inalcanzable y cada peldaño demasiado alto. No había otra opción. Tardé bastante tiempo en digerir la nueva situación a la que teníamos que enfrentarnos, pero no quedaba otra alternativa”, rememora Raquel Suárez, cofundadora de Doce Peces, empresa especializada en la distribución de alimentos frescos a domicilio.

Cómo superarlo. “Me apoyé en mi familia y me convertí en aprendiz de la paciencia y la superación. Descubrí que mirar a los miedos de frente es la mejor forma de transformar los temores en metas y nuevos objetivos”, explica. Christopher Pommering tiene una táctica muy interesante para superar esos momentos de congoja cuando me da por “pensar en la aventura en la que me he metido. Intento visualizar una cifra que siempre me ha ayudado mucho: 750.000. Son las horas que tienes en tu vida calculando que vives 81 años. Yo ya he vivido la mitad de esto, de manera que es importante valorar la importancia de cada hora, entender que la vida es muy corta y que es mejor hacer proyectos ambiciosos y muy grandes o por lo menos intentarlo, aunque fracases. Y qué mejor que hacerlo en un sector como la educación, destinado a cambiar el mundo”.

Vergüenza e incomprensión

El primer sentimiento tiene mucho que ver con el miedo al ridículo y con la imagen social. Daniel Olivera se muestra contundente con la importancia de la presión social: “La clave del emprendedor que tiene un magnífico producto es que debe venderlo o venderse y ha de entrenarse en hablar en público y en desarrollar técnicas de venta. A menudo ocurre que, como están muy seguros de su producto, caen en el error de perder el control y no atemperar su impulso. La consecuencia es un fracaso estrepitoso, no tanto porque tenga un mal producto sino por una mala presentación. Van Gogh tenía un gran producto, pero murió pobre, porque fue incapaz de vender un cuadro”. Y a algunos les puede costar más que a otros, como explica Pérez de la Coba: “Desde que emprendes debes ser capaz de comunicar las ideas que tienes en la cabeza, tanto al equipo como al mercado o a los inversores. En mi caso, como soy muy visual, me cuesta contar las cosas de una forma conceptual”.

Cómo superarlo. Hay varias técnicas. “En mi caso, siendo consciente de ese problema. Ahora hago brainstorming y luego intento construir una historia”, explica la CEO de Shazura. Otras técnicas que te ayudarán a vencer la vergüenza y el miedo a hablar en público es prepararte muy bien tu speech: constrúyete un pequeño discurso donde expliques muy bien cuál es tu modelo de negocio, cuál es tu valor añadido y quién eres tú y tu equipo, para poder exponerlo con naturalidad cuando llegue la ocasión. Y convéncete de que eres el/la mejor: la convicción y el entusiasmo se transmiten y se contagian al entorno.

Abandono y traición

“Para mí, sin ninguna duda el momento emocional más duro es cuando un compañero abandona el proyecto. Personalmente creo que el equipo es algo muy importante. Sé hacer muy pocas cosas, así que dependo mucho de mis compañeros. Además, mis proyectos son mucho más que un trabajo; son mi vida, por lo que mi equipo es como una familia y, cuando un compañero decide abandonar el proyecto, pierdes a una persona muy importante. Pero también tienes el peligro de perder fe en el proyecto, como le ha ocurrido a tu compañero. Se me parte el corazón”, se sincera Taig Mac Carthy, cofundador de Gik Live, creadores del primer vino azul en salir al mercado, Gik Blue. Sira Pérez de la Coba habla también de un sentimiento mucho más visceral, la traición: “Me ha costado distinguir a las personas que son de fiar de las que no. Eso me ha ocurrido con socios y con empleados. Y es fundamental aprender a que no te afecten esas traiciones en tu trato diario con el resto de las personas”

Cómo superarlo. “En mi caso, siempre soy el último en abandonar un proyecto. Es una regla que he aplicado casi en la totalidad de mis ventures. Es más difícil de lo que parece. Por otro lado, intento mantener una relación de amistad con esa persona. Aunque haya perdido a un compañero, puedo seguir teniendo un amigo. Y siempre mantengo la puerta abierta”. Sira habla de poner tu vida en orden: “A menudo, tienes que frenar porque estás continuamente en alerta, en tensión y has de aprender a relajarte y a bajar la velocidad. Yo llegué a engordar 20 kilos por el estrés, la traición y la frustración. Ahora he conseguido reducirlos gracias al deporte”.

Ira e irritabilidad

Hablar de ira en nuestros emprendedores es quizás utilizar palabras mayores. Pero es indudable que la frustración, la impaciencia, el estrés o el desánimo de los que hemos hablado en apartados anteriores pueden acabar desembocando en situaciones de ira o, por lo menos, de su hermana pequeña, la irritabilidad. Es un estado problemático porque, al igual que ocurre con la euforia, conduce a bloqueos mentales que impulsan a decisiones precipitadas y poco meditadas. En este caso, lleva el problema añadido de afectar a las relaciones interpersonales.

Cómo superarlo. Normalmente está más presente en estados iniciales del emprendimiento o en momentos críticos (caídas de ventas, problemas con socios…) y tiene mucho que ver con la mala gestión de los problemas y con la impulsividad. La ira es una emoción que se desencadena de repente, mientras que la irritación suele venir provocada por una situación repetitiva. La irritación puede desembocar en ira, pero no al revés. Es importante identificar en los dos casos cuál es el problema que nos desencadena cualquiera de los estadios y atajarlos.

FUENTE: Emprendedores.es

 

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