Descubre tu potencial
El peor enemigo de un empresario en una situación de crisis puede ser él mismo. El miedo le impide ver todas las soluciones a su alcance para superar la situación. En este sentido, San Segundo explica que “cualquier cosa puede ser un recurso. Vamos a ver todo el conocimiento que tenemos y que no estamos valorando. Ahora entra en juego el conocimiento, el capital humano, la innovación, la potencia personal… Detrás de los recursos empiezan a aparecer las soluciones“.
¿Sabes cuánto vales?
Para superar esta fase de apatía, Reinoso recurrió a la ayuda de un coach que le hizo las preguntas adecuadas para descubrir sus fortalezas. Como explica Chema San Segundo, “la motivación real la tienes que encontrar en tus propias capacidades. Para los emprendedores, sobre todo, es muy importante porque pueden cometer el error de valorar lo que son en función de un solo punto de vista. Si necesitan ayuda financiera, el banco les puede dar uno de los recursos necesarios, pero no va a ser lo único que necesitarán. La experiencia que han atesorado en su vida, sus habilidades, e incluso sus defectos, son también importantes”. Para llegar a ese conocimiento debes buscar preguntas que te ayuden a encontrar esas respuestas.
Chema San Segundo nos da algunos ejemplos: “Imagina que viene un socio capitalista que puede aportar dinero a tu empresa y te dice: Fernando yo tengo dinero, ¿tú qué puedes aportar? Le tienes que convencer… Coges un papel y haces una lista de todo lo que puedes darle a cambio. Y empiezan a salir muchas cosas. Lo que hay que evitar es caer en la tentación de no valorar todos tus conocimientos. Igual sabes inglés, tú no lo consideras importante y lo descartas, pero ¿y si tu socio quiere internacionalizar la empresa?”, plantea.
Otra pregunta que funciona bien: ¿Si se lo tuvieras que contar a tu nieto, cómo le contarías la batalla? Cuéntale a tu futuro nieto cómo eras con 35 años, qué sabías, qué hacías, qué ocurrió, cómo reaccionaste? Te ayudará a ver el problema desde otro ángulo, a trazar un camino”, añade.
Fortaleza Interior
- Elimina de tu vocabulario expresiones que limitan tu capacidad de hacer cosas, como “No debo…”, “Hay que…”, “No se puede…”, y sustitúyelas por expresiones positivas del estilo de: “Estoy dispuesto a trabajar para…”, “Soy capaz…”, “quiero…”, “He decidido…”.
- Evita el lenguaje victimista. Sustituye las expresiones que utilizas para culpar a otros de tu situación como “Ellos no cambian…”, “Es que…”, “¡Qué mala suerte!” por otras en las que te impliques tú en la toma de decisiones y te ayuden a tomar el control: “Siempre consigo lo que me propongo…”
- Fomenta el lenguaje del éxito: “¿Qué puedo mejorar yo?”, “¿Cómo y cuándo…?”, “Voy a proponer…”.
Si hay algo que identifica una crisis es que implica un cambio. Una transformación, además, brusca y casi siempre inesperada. Ésa es una de las principales razones por las que resultan tan dolorosas. La mayoría de las personas, y mucho más cuando se trata de gestionar empresas, necesitamos movernos en una zona cómoda que casi siempre se caracteriza por un cierto margen de control de la situación. ¿Qué sucede cuando lo perdemos? Algunos se sienten desorientados hasta que encuentran un nuevo camino. Otros, no lo encuentran nunca. O dicho en términos de empresa, hay quien es capaz de reinventar su negocio y quien termina por echar el cierre.
“La palabra crisis, en el idioma chino, tiene un doble significado: peligro y oportunidad. En ese contexto, cuando se supera una crisis, sea del tipo que sea, se sale fortalecido y con un valiosísimo aprendizaje. Pero para que esto se cumpla y poder aprovechar las oportunidades que nos ofrece, necesitamos fortalecer la creatividad y la innovación en nuestras empresas” asegura Rosa Cañamero.
Ofrecer lo que necesita el mercado
Para no quedarse estancado por la crisis, Fernando Álvarez, promotor de Open Land, una empresa de asesoramiento y desarrollo en márketing, aplicaciones on-line y e-learning sigue una idea muy lógica.
“Yo siempre equiparo el mercado con los tiempos de los buscadores de oro. Tengo claro que no voy a ir a buscar oro, soy el que vende las palas y los picos. Los que hacían negocio no eran los que buscaban el oro, sólo unos pocos lo conseguían; los que siempre hacían negocio eran los del salón, los que vendían herramientas… esos ganaban sí o sí”, asegura. Y recomienda: “La clave en estos casos está en detectar las necesidades actuales de los clientes, que seguirán pidiendo cosas, cambian de necesidades, pero tienen otras. En el caso de los servicios, busca siempre la montaña a la que va más gente, aquella donde se ha encontrado el oro. Y en productos, detecta lo que se consume y lo que no. Y no pierdas el tiempo intentando vender lo que ya no se consume”.
Decide Bajo Presión
Primero, recopila toda la información posible sobre tu empresa, tus recursos, el mercado… y analiza tus posibles salidas poniendo especial cuidado en no confundir los hechos con los juicios de valor. Para distinguirlos, utiliza exclusivamente las variables que puedas respaldar con hechos y datos reales y elimina las que procedan de expresiones como “creo que…” o “pienso…”.
Si tienes claras tus decisiones, “te será mucho más fácil mantenerlas, aunque no sean políticamente correctas. Debes llevarlas a la práctica, pero siempre teniendo en cuenta cómo van a afectar emocionalmente a los empleados. Hay que ser firmes, pero gestionar bien el efecto en el equipo. Y en este sentido es fundamental no tomar decisiones que vayan en contra de nuestros propios valores”, explica Belén Dávila, HR support manager de Randstad.
Fuente:
http://www.emprendedores.es/
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