La página es el rostro de la empresa. La página equivale a la fachada y el interior del edificio de una empresa. Equivale también al rostro de cada uno de los empleados de la misma, principalmente del vendedor, que en una empresa física (de ladrillos y cemento) le da la cara al cliente y con su personalidad y técnica le vende el producto.
Muchas empresas no se dieron cuenta de esta verdad y trataron de vender usando una página con diseño deplorable, todo por no querer gastar en un buen diseñador que no solo supiera usar con maestría las herramientas de diseño, sino que además fuera altamente creativo.
Una página web es un anuncio publicitario y, como tal, debe captar de inmediato la atención y el interés de quien la ve. Una página mal diseñada repele al observador, cancelando de inmediato la posibilidad de generar una interacción, como puede ser la observación de un «banner» o, simplemente, el paseo por el menú de opciones.
Una página mal diseñada es como una tienda en un «Supermercado» que, cuando un consumidor pasa frente a ella, ni siquiera lo atrae para ver su aparador o vidriera.
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