Dejar las compras para el último segundo, quedarnos con lo primero que vemos sin comparar o usar frases como “lo necesito” cada vez que estamos frente a un aparador, nos hacen gastar de más.
Mi abuelita siempre se acuerda de su amiga Cuca, porque además de ser simpática y jacarandosa como ella sola, fue quien “la enseñó a comprar” cuando estaba recién casada y todo el mundo le veía la cara de turista.
Puede sonar bobo, ¡pero no todo el mundo sabe comprar! ¿De verdad? Saber comprar implica comparar precios, calidades, condiciones y obtener el mejor producto o servicio disponible con nuestro presupuesto.
Implica también planificar: comprar el 24 de diciembre a las 8 de la noche los regalos de Navidad o correr a la mesa de regalos una hora antes de la boda o del cumpleaños, normalmente hace que acabemos comprando algo más caro. Finalmente, no se puede llegar con las manos vacías, ya no tenemos tiempo de buscar opciones o se acabó lo que teníamos presupuestado.
Dedicarle tiempo a investigar antes de hacer cualquier compra importante — es decir costosa o para algo de largo plazo— es básico para sacarle provecho y para no darnos de topes después.
Tengo dos amigas que se hubieran ahorrado una buena lana si la vanidad y la emoción no las hubiera hecho lanzarse al ruedo y gastarse $10 000 y $12 000, respectivamente, en lugar de $3 000 u $8 000, así nomás. ¿En qué? En extensiones para el cabello.
Más allá de si gastarías o no dinero en cabello (seguro lo pensaste), lo grave es que una de ellas se enteró un mes después de que, si hubiera preguntado en el salón de al lado, las mismitas extensiones le hubieran costado $8 000 y sin regatear.
A la otra le pasó algo parecido: se puso extensiones en un salón que cobraba las perlas de la virgen ($10 000), sin averiguar nada. A la semana siguiente una chava de su escuela le explicó que la onda era comprarlas y pedirle al estilista que se las pusiera, así el numerito le habría salido en $3 000.
Obviamente como ninguna de las dos jamás se había puesto extensiones y no tenían ni la más remota idea de cuánto costaban, les vieron la cara bien y bonito.
De $3 000 a $12 000 hay mucha diferencia, pero esto no sucede sólo con las extensiones. Hace dos Navidades andaba cazando unos lentes de sol para hacer un regalo; de una óptica a otra y en el mismito centro comercial había una diferencia de hasta $300 para el mismo modelo. ¿Por qué pagar más por lo mismo, si tomarnos un día o dos para comparar o pedir referencias nos puede ahorrar una buena lana?
Es una pérdida de tiempo recorrer veinte tiendas en toda la ciudad por comparar algo que cuesta $20 —se gastarían el “ahorro” en gasolina y estacionamientos, taxis o transporte público—, pero en la era de la tecnología se puede hacer más rápido y fácil: usa internet para comparar precios.
Si son alimentos, medicinas, electrodomésticos, créditos, envíos de dinero o productos que se compran en cierta temporada como útiles escolares o juguetes para Navidad, puedes utilizar la útil sección “Quién es quién en los precios” de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
Consulta su página electrónica: www.profeco.gob.mx.
Es una base de datos con los precios máximos y mínimos de todos los artículos descritos antes, para 26 ciudades de la República Mexicana y como su nombre lo dice, muestra dónde encontrar las cosas más baratas o más caras.
Una derivación de “Quién es quién en los precios”, son las “Canastas inteligentes”, donde puedes ingresar tu lista del súper y ver en qué comercio cercano a tu casa u oficina la cuenta será globalmente más barata. Puedes guardar la lista y consultar los datos cada vez que te toque hacer la despensa.En el caso de productos y servicios financieros, como créditos hipotecarios, tarjetas de crédito o seguros básicos estandarizados, Condusef tiene diversos comparativos y simuladores que puedes consultar en: www.condusef.gob.mx.
Internet también puede ser una buena guía si se trata de cosas más sofisticadas, compras de bienes duraderos, cosas muy especializadas o que nunca hayas hecho. Existen diversos buscadores de precios, puedes averiguar en tiendas online, portales de subastas o simplemente motores de búsqueda. En algunas ocasiones encontrarás que te sale más barato comprarlo por Internet, o al menos tienes un parámetro de cuánto deberías pagar.
Fuente: Libro pequeño cerdo capitalista. -Sofía Macías-
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