Tendrías difícil la misión de creerme si te digo que la última MacBook buena que pudiste haber comprado, se pensó hace más más de 7 años. Es más, que su diseño industrial precede el tipo cuña del modelo Air y que es un tipo sándwich que más bien viene de hace 9 años, tan solo porque estrenó el famoso acero de Apple.
Se trata, por supuesto, de la MacBook Pro Mid-2012. Aquella gordita, sin pantalla Retina, con Super Drive y una carcasa sólida que heredó a la gama Air, con la manzana brillante. La mamá del modelo más delgado pero sin Súper Drive.
Mucho tiempo se consideró, con la muerte de las MacBook blancas de acrílicos (en México, porque en EEUU si eran de acero), como la Mac más barata si se comparaba con la Air y la versión un tanto costosa como compacta, que le decía adiós a los lectores ópticos y usaba los nuevos conectores MagSafe, con mejoras marginales en los fierros internos.
Al final, nada le gana a la Pro Mid-2012 (no confundir con la 2012 o las anteriores de mismo diseño) por una sencilla razón: sus especificaciones no se pensaron con la entonces nueva filosofía de Apple alrededor de generar piezas propietarias, en formato unibody y básicamente con una arquitectura de hardware que pierde funcionalidad en búsqueda de la miniaturización.
Es por eso que su permanencia en el mercado (y hasta el envío de equipos a países en desarrollo como el nuestro) se mantenía vigente y sin muchas quejas, todavía pudiendo encontrarla nueva en 2017, superando las expectativas de vida de una máquina posterior (la Pro sin super drive) y de algunos modelos de Air, como el de 11 pulgadas.
Y ahí vamos entrando a una época rara para Apple, concentrando poder como empresa ante la Bolsa de Valores luego de la muerte de Jobs, con las Mac como última prioridad ante el auge del iPhone. Este estancamiento trató de resolverse con experimentos fallidos como la primer MacBook moderna (la de 12 pulgadas), o la nueva oleada de Pros con el teclado defectuoso.
Al final, insisto, las capacidades de expansión caseras (sin depender de Apple) de la MBP Mid-2012 son las que la vuelven indispensable y una buena compra:
- Puedes aumentar el RAM tú mismo o en algún taller especializado, sin mucho problema.
- El disco duro es reemplazable por otro de estado sólido.
- Lo único que no se puede cambiar es el procesador, pero las MBP Pro Mid-2012 venían ya de fabrica con chips Intel (del i5) más que capaces.
- Incluso se puede retirar el Super Drive y poner otro disco duro, teniendo la seguridad de que podrían probarse los dos mundos (disco rígido y disco de estado sólido).
Las demás MBP y Air tienen una placa interna de circuitos que no permite las modificaciones. Está pensada para cero expansiones. Había que elegir bien el modelo y casarse con 4GB de RAM u 8. Muchas veces en tienda no hacía opciones. Y ese fue el inicio del rompimiento de Apple con los usuarios pro.
¿Y tú tienes la mejor Mac del mundo todavía?
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